Qué es -- hoy día -- estar presente

En este mundo no decantarse por una de las ideas que se ofrecen es algo que tiene sus consecuencias. De entrada los que te encuentran y quieren de alguna forma conocerte sacan la tabla de códigos y empiezan a marcar casillas para ver a qué perfil se enfrentan. Esta tabla de códigos es amplia pero digamos que cada sector que la utiliza la tiene bastante actualizada. Escoger las ideas que se ofrecen no siempre es malo pero tampoco es signo de virtud escoger. Signo de virtud es cuestionarlas vivamente. Esto de escoger entre una cosa o la otra, rara vez hay más de dos cosas que elegir, es lo que vengo en llamar un trastorno bipolar. Hay toda una escala de grises y, aún más, hay millones de colores. Sin embargo vuelvo al principio. La elección de ideas no es algo personal, algo relativo al mundo íntimo. Es una carta de presentación, una declaración de intenciones. Si los de fuera no reconocen algunos de los códigos prestablecidos parece que el perfil del sujeto analizado se desdibuja, se difumina. Los perfiles están codificados en grandes clases donde las clases de nuevo no representa la realidad toda y donde los sujetos que no se acogen a una idea quedan desdibujados. No hay un gran interés por saber qué piensan. La erotomamía de las ideas codificadas es energía suficiente para mirar en una sola dirección sin mirar alrededor. Esto me recuerda al libro de Marcuse, El hombre unidimensional.